Con-Ciencia Política Por Jose Luis Gálvez (09 ENERO)

El Panorama sombrío del 2023.

Y mientras se nos pasa la alegría del mundial con Messi y su Argentina campeona, la resaca de las fiestas navideñas con los regalos, la tristeza de la muerte del Rey Pelé y del Papa Benedicto XVI, el plagio de la tesis de una magistrada de la SCJN o de que si el gobierno mexicano ofreció la cabeza de Ovidio Guzmán previo a la visita del presidente Biden a nuestro país; el 2023 nos muestra un panorama complicado en términos económicos para las familias mexicanas.

 A pesar de que en el último trimestre del año 2022 tuvimos una baja en la inflación, ésta cerró con un índice del 7.77% dificultando que pasáramos fiestas decembrinas realmente placenteras. Los alimentos e ingredientes de la cena de navidad se encarecieron hasta en un 10% de acuerdo a la PROFECO.

La movilidad en estas fechas es parte de la costumbre; los incrementos en los costos de peaje en autopistas como en las gasolinas no se detuvieron a pesar de que el Gobierno Federal ha derramado más de 300 mil millones de pesos en subsidios en los energéticos para frenar el incremento general en los precios.

El arranque de este año será difícil. La inflación va continuar, probablemente no tan alta como en el año anterior; nuestra economía no llegará ni siquiera a niveles prepandémicos, de hecho se espera que tenga una desaceleración, debido también a que el mundo vive un escenario generalizado de altos precios y bajos crecimientos económicos por la guerra Ucrania – Rusia. Según las estimaciones de la OCDE, el Banco de México y el Fondo Monetario Internacional, estiman que nuestra economía pueda crecer sólo entre 1.6 y 1.2%.

Para variar, nuestro gobierno comenzó este año con la emisión de títulos para pedir prestados 4 mil millones de dólares a mercados de deuda internacionales según la propia Secretaría de Hacienda.

Esta secretaría ha presumido que ha tenido recaudaciones fiscales récord, sobre todo respecto a grandes contribuyentes; pero ahora irá también sobre los pequeños o personas físicas. Se calcula que en este año el SAT cobrará hasta un 40% de nuestros ingresos vía impuestos, 35% en ISR, 16% de IVA y una tasa proporcional en impuestos especiales en refrescos, cigarros y gasolina con precios que sufrieron un ajuste del 7.79%, situación que incluye a vendedores, comerciantes, empleados y profesionistas.

También hay que sumarle los impuestos locales que tendremos que pagar como el predial, la tenencia vehicular o refrendo que en conjunto podrían llegar a absorber hasta un 50% de nuestros ingresos. No obstante a todo esto, el SAT vigilará y fiscalizará más de cerca los depósitos en cuentas bancarias personales y compras con tarjetas de crédito con el fin de cruzar la información sobre nuestros ingresos y gastos para advertir, por un lado, si se configura el delito de discrepancia fiscal o si estamos cumpliendo con nuestras obligaciones hacendarias.

Sin embargo, parece que las cuentas no cuadran, si el gobierno presume que hoy estamos mejor que antes, que ya no hay corrupción, que hay austeridad en el gobierno, que se están obteniendo grandes ahorros presupuestales y que hay una mejor recaudación fiscal, entonces ¿por qué recurrir a los préstamos internacionales? ¿Por qué no crece nuestra economía? o ¿por qué la mejora no se refleja en nuestros hogares?

De acuerdo al último estudio del INEGI “Cuantificando la Clase Media en México”, del 2010 al 2020 los hogares que pertenecían a la clase alta disminuyeron casi en un 40%, no así los hogares de clase media y baja que aumentaron en gran medida.

Si realmente todo estuviera mejor, la tendencia debería ser al revés, las clases alta y media deberían haber crecido más porque la clase baja, o sea los pobres, estarían disminuyendo.

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